jueves, 13 de mayo de 2010

Entre Diversos

Sol brillante en ese lado de las costas de Miranda, muchas ganas de descansar de una semana de trabajo agotador. Ahí me encontraba, en ese rincón mirandino con ganas de volver a respirar, pero respirar de verdad. Como es normal, cuando se llega temprano a algún lugar, escogí el sitio donde me iba a sentar a disfrutar por el tiempo que el sol quisiera su iridiscente compañía. Con el pasar de las horas llegaban los diversos, poco a poco, sin pausa. Absorta en mi anhelo de descanso no detallé que al poco tiempo estaba rodeada completamente de compañeros de necesaria tregua, escogidos por nadie, identificados en la misma necesidad, respirar.

Se alquilaban toldos de cuatro sillas, con mesa y demás comodidades (tuve oportunidad de hacerme de uno); otros más pequeños, de dos sillas, sencillos pero acogedores. Ambas opciones atractivas para los visitantes. Por otro lado llegaban algunos con sus sillas, sombrillas playeras y todos sus detallitos. No faltaban los que a falta de recursos, planificación o sencillamente considerarlo innecesario, fueron acogidos bajo el sol, en sillas de arena. Se llegaba en carro propio, del amigo, en transporte público o a pie. Se tenía ricos manjares, algunos snacks, o sandwiches hechos en casa, por lo del ahorro y la falta de platica. Trajes de baño de distintos colores y tendencias, a estrenar y muy usados y algunos hasta improvisados.
El mismo sol, el mismo mar, el mismo aire. ¿Iguales? ni siquiera similares, cada uno tuvo su forma y medios de disfrutar y satisfacer la necesidad que inconsultamente nos convocó, respirar en libertad, cuanto quisiéramos, como quisiéramos, con quien decidiéramos. Difícilmente se podían distinguir tendencias ideológicas y esas cosas, que frente al mar se convierten en nimiedades, tonterías humanas.
Ahí coincidimos todos, sin distingo de recursos ni maneras. En esa costa convivimos todos, respetando espacio, propiedad y derechos. Sin la obligación de ser iguales y con la firme convicción de ser nosotros mismos, algo que sólo se logra viéndonos en el que está al frente, ese diverso, distinto, no parecido, hasta contrario, que se sabe libre de escoger cómo ser, quién ser, cuándo ser. Eso acompañó mi descanso frente al sol de todos, en el mar de todos pero en el lugar que escogí, el tiempo que quise y como lo quise y con quien quise

Entre diversos, así me crié, eso aprendí, así decidí vivir, porque soy diversa, contraria, distinta, al igual que todo aquel que como yo defiende su derecho, respirar, ser...


Yisbel Pérez Díaz